Nuria El Haddad nació en Madrid; sus padres son originarios de Marruecos. Esta enfermera, madre de tres hijos, luchó cara a cara contra la pandemia del Coronavirus desde que se produjo la primera oleada de contagios. En esos duros momentos cumplió con su deber, al igual que otros muchos profesionales de la salud, al presentarse voluntaria en el hospital que se instaló en IFEMA. Alnisá entrevista a esta mujer valiente cuyo ejemplo tiene que calar hondo en nuestra sociedad.

¿Qué te llevó a ser enfermera?
Desde pequeña quería trabajar en la Salud, quería ser ginecóloga, ayudar a las mujeres en el proceso del parto y del embarazo. No tuve las notas en selectividad y me di cuenta de que lo que quería hacer era ser enfermera y no médico.
¿Qué es lo más gratificante de tu trabajo?
Trabajo como enfermera de atención primaria. Es un trabajo amplio y variado, atiendes a domicilio, pones vacunas, te aseguras de que el niño está creciendo bien, los padres piden consejos, ayudas en la crianza. Durante la pandemia fui enfermera de colegio y coordinadora COVID responsable de la implementación del protocolo COVID.

Cuéntanos sobre ti ¿Dónde naciste y dónde te has criado?
Mis padres vinieron de Marruecos a España. No tenían estudios, pero eran muy trabajadores y ofrecieron a sus hijas la oportunidad de estudiar y tener carreras. Yo nací en Madrid y me he criado aquí. Soy la mayor de 3 hermanas. Antes de Enfermeria, estudié Nutrición en la Universidad Autónoma y módulos de Grado Superior de Audio-prótesis y dietética. Estoy casada y soy madre de 3 hijos. Tuve a mi hija mayor mientras estaba acabando la carrera de enfermería. Mis dos hermanas son médicos.

¿Quiénes son las mujeres que más te influyeron? ¿A quién pides consejos?
Las mujeres que más me influyeron fueron las de mi familia. Mi madre, siempre le he pedido consejo a mi madre y a mis abuelas. Mi abuela materna ha sido toda una transgresora para ssu época. Somos una familia de mujeres empoderadas y se lo agradezco a mi madre y a mi abuela. Desde pequeñas nos enseñaron que somos capaces de conseguir nuestro objetivo con disciplina y perseverancia. Mis hermanas y yo formamos un grupo especial, nos consultamos y nos apoyamos. Mi padre dice que pensamos igual, como si compartieramos un cerebro.

¿Qué mensaje darías a las mujeres árabes y musulmanas que no entienden que la mujer pueda trabajar en casa y fuera?
Lo primero que les diría es que yo soy una mujer independiente. Cierto es que soy hija, hermana y esposa. Pero tengo inquietudes, necesidades y objetivos. Además de mi familia y mis amistades, lo que más me llena es desarrollarme como persona y trabajadora en el tema de salud y contribuir a la sociedad y al bienestar de las personas. Para ser buena madre y buena esposa, tengo que ser buena enfermera y no puedo anular una para desarrollar la otra.

Desde cuando llevas el hiyab?
Me puse el hiyab a los 18 años cuando acabé el bachillerato. Mis padres me pidieron no hacerlo antes de ser mayor de edad para que nadie piense que me obligaron. No tuve problemas ni con los compañeros de clase, ni con los profesores de la Universidad. Tampoco tuve problemas durante las prácticas.
Y los pacientes, ¿Qué reacciones tienen cuando te ven con el hiyab?
Al principio, la gente no entiende como me puedo llamar Nuria y llevar hiyab. Tampoco entienden como hablo tan bien el castellano, que soy universitaria y que llevo hiyab. Me preguntan por qué lo llevo, si me obligan mis padres o mi marido. Me dicen: «Quítatelo que estás muy guapa, que no hace falta llevarlo en España». Algunos pueden pensar que lo llevo para mostrar que soy de origen árabe o porque soy muy religiosa; me hacen muchas preguntas y considero que esas preguntas que me hacen son por curiosidad, no por racismo. Por mi parte intento responder de forma que entiendan que es parte de mi religión.

¿Cómo sobrevivir una Pandemia?
¿Quién cuidaba a tus hijos mientras trabajabas durante la crisis del COVID?
Mi marido es informático y hace teletrabajo. Cuidaba a los niños mientras yo trabajaba. Aplaudían todos los días a mamá y a las tías como mis hermanas son medicas. Los dos formamos equipo y entre los dos nos dedicamos al cuidado de los niños, somos corresponsables.
Cuéntanos cómo te pilló la primera ola del COVID tanto en tu vida profesional y personal
En mi centro de salud hemos sido precavidos: veíamos los números que iban subiendo. Tuvimos una reunión tras otra y las medidas restrictivas iban de más en más hasta que se dejó de atender sin protocolo COVID. Las horas se hacían más y más amplias y tuvimos que explicar a los niños por que no podían salir a la calle, por que mamá estaba fuera mucho tiempo, por que mamá venía exhausta del trabajo. Les dije que había que hacer mucho caso a papá.
Háblanos sobre las emociones que has vivido durante la primera ola de la pandemia.

Cuando nos explicó la jefa que necesitaban voluntarias de refuerzo para el hospital IFEMA no dudé. Levanté la mano porque mis compañeras son mayores. Soy la más joven y pensé que soy la que menos riesgo tiene. Yo me hice enfermera para salvar vidas y contribuir. En ningún momento de mi vida profesional me sentí más necesitada y más parte de un colectivo que nos tocaba liderar esa guerra a la pandemia. Sabía que si me iba a tocar me iba a tocar y tenía fe en que Allah me iba a proteger y me puse en sus manos. Estaba agobiada porque daba miedo pensar que igual tendré el virus y tendré que confinarme 14 días o muchos más sin poder estar con mis niños ni ver a mis padres.
¿Y los momentos más difíciles de la pandemia?
Lo primero que piensas es que si me contagiaba que no podría abrazar, acariciar y besar a mis hijos durante un largo tiempo. Me cambiaba la ropa en el hospital; al llegar a casa los niños sabían que no podían acercarse a mi hasta que salía de la ducha y me cambiaba otra vez; así todos los días. Era un encuentro muy esperado de abrazos, caricias y besos. Era ese sentimiento que un día hemos vencido.
Mi hermana estaba trabajando en IFEMA y vive con mis padres. Mi madre es una persona de riesgo y esto nos generaba mucho estrés y ansiedad, pero decidimos tener fe y pedir a Allah que nos ayudara a protegernos a nosotros y a nuestra familia. Lo correcto era estar allí intentando salvar vidas y ayudando a combatir la pandemia.