🌍 Voces que Acompañan: “Ser valiente es mostrarte como eres, sin máscaras”
Salma Tantoun Abaida es psicóloga e integrante activa del tercer sector, especializada en la atención a personas migrantes y solicitantes de protección internacional. De ascendencia marroquí y con una identidad profundamente bicultural, ha sabido integrar su herencia cultural con su vocación profesional: ofrecer acompañamiento psicosocial, escucha activa y entornos seguros para quienes atraviesan procesos de desarraigo y reconstrucción personal en contextos migratorios.
Graduada en Psicología por la Universidad de Zaragoza, centró su interés académico en la inteligencia emocional aplicada a colectivos en situación de vulnerabilidad. Su Trabajo de Fin de Grado —titulado “Programa de intervención sobre inteligencia emocional para personas inmigrantes vulnerables en el centro de la Fundación Cepaim”— planteó un abordaje psicoeducativo para el desarrollo de competencias emocionales en personas solicitantes de asilo y recién llegadas al territorio, a través del taller “Emociónate”.

Actualmente, Salma coordina el Centro de Primera Acogida de la Fundación Cepaim en el marco del programa RD de Atención Humanitaria y Protección Internacional en Gandía (Comunidad Valenciana). Desde esta posición, lidera dispositivos de intervención integral orientados a la acogida temporal, la inclusión sociocomunitaria y el acompañamiento en procesos de regularización y adaptación intercultural.
Aunque de niña desconocía el término “psicología”, Salma ya mostraba una inclinación innata hacia el cuidado, la empatía y la imaginación simbólica. Jugaba a curar, a inventar historias, a diagnosticar malestares ficticios en sus muñecos, ejerciendo —sin saberlo— una suerte de práctica simbólica de contención emocional. Fue una conversación íntima con su madre, en un momento decisivo, la que canalizó sus aptitudes hacia el campo de la salud mental. Desde entonces, no ha dejado de formarse ni de profundizar en su propósito: acompañar en el dolor, dar nombre al caos emocional, y ofrecer presencia allí donde las palabras fallan.
Como técnica de acogida, Salma trabaja directamente con personas en tránsito vital, muchas veces marcadas por la incertidumbre, el trauma migratorio, la pérdida de referentes o la invisibilización cultural. Su labor no consiste únicamente en gestionar recursos, sino en humanizar el proceso: facilitar la integración desde una escucha empática, una mirada sin prejuicios y una narrativa que reconozca la dignidad de cada historia. En su experiencia, especialmente con mujeres refugiadas, ha observado que muchas llegan con un dolor no verbalizado, atrapadas en una vorágine de exigencias externas e internas. Su reto consiste en ofrecer espacio, tiempo y validación emocional para que puedan empezar a nombrar, reconstruir y sanar.

Salma defiende con firmeza la idea de que las mujeres —sean madres, esposas, trabajadoras o todo a la vez— tienen derecho a decidir su propio camino. La conciliación es posible cuando se sustenta en la corresponsabilidad, la equidad y el respeto a los ritmos individuales. Para ella, la educación y la autonomía económica no son solo instrumentos de progreso, sino herramientas esenciales de libertad personal y colectiva. La independencia no implica aislamiento, sino capacidad de elección. “Vivir desde la elección y no desde la necesidad”, afirma, es una de sus premisas vitales.
Con una visión profundamente humanista, Salma reivindica la vulnerabilidad como una forma de fortaleza. “Llorar, sentir miedo o pedir ayuda no nos debilita —dice—, nos conecta con lo que somos”. Para ella, la valentía no consiste en blindarse emocionalmente, sino en mostrarse con autenticidad, en sostener a otros sin olvidar el propio cuidado, y en seguir avanzando, aun cuando el camino se vuelva incierto.

Cuéntanos sobre ti: ¿Quién eres, dónde naciste, dónde te criaste, qué estudiaste y a qué te dedicas actualmente?
Soy originaria de Barcelona, aunque mis raíces están en la hermosa ciudad de Tetuán, en Marruecos, de donde son mis padres. Aunque nací en España, siempre he sentido que mi infancia y mi desarrollo personal pertenecen a dos lugares: mi querida Marruecos y mi entrañable España. Me gradué en Psicología por la Universidad de Zaragoza, con Mención en Psicología Social y Clínica, y he complementado mi formación con másteres especializados en Psicología Clínica General y Psicología Clínica Infanto-Juvenil.
Actualmente, compagino mi crecimiento profesional con mi labor como coordinadora de un centro de acogida y de proyecto en el programa RD de Atención Humanitaria y Protección Internacional. Además, soy fundadora de Psicosalma, una clínica de psicología desde la que acompaño a personas que atraviesan procesos de cambio, búsqueda o que simplemente necesitan un espacio para escucharse y ser escuchadas.
🧸 La niña que jugaba a curar muñecos: Hablemos de la Salma niña… ¿Qué soñabas ser de mayor?
De pequeña no tenía claro a qué quería dedicarme, como les pasa a muchos niños. No sabía que existía la psicología, pero sí recuerdo que me encantaba «pasar consulta» a mis muñecos. Ellos eran mis pacientes: algunos llegaban con el brazo roto, otros necesitaban cirugías urgentes… Me inventaba tanto a los pacientes como las dolencias. Supongo que es parte de haber sido hija única durante tantos años. Más adelante, quise seguir los pasos de mi padre en la arquitectura. Me imaginaba construyendo a su lado. Pero cuando llegué a 4º de la ESO, descubrí que lo mío no eran ni las matemáticas, ni la física, ni la química.

¿Por qué decidiste estudiar Psicología?
A veces, de muy pequeños tenemos bien claro lo que queremos ser. Yo, en aquel entonces, no tenía ni idea de que existiera la psicología. Pero he de decir que ya de muy pequeña pasaba consultas; a mis muñecas/os claro. Al crecer vi claro que quería acompañar a mi padre en su trayecto profesional, quería ser arquitecta para construir como él. Pero al llegar a 4 de la ESO ya vi claro que lo mío no eran ni las matemáticas, ni la física, ni la química.
No fue una decisión inmediata. Recuerdo que no tuve clara mi elección profesional hasta después de las Pruebas de Acceso a la Universidad. En esos días difíciles, fue mi madre quien, con su intuición y luz, me ayudó a decidir. Me dijo: “Te veo siendo psicóloga. Sabes escuchar, eres bondadosa y te gusta ayudar”. Y así fue. Casi sin pensarlo, me lancé a la aventura. Hoy puedo decir que fue una elección acertada. Me apasiona poder acompañar a las personas, dar sentido a lo que viven, y ofrecerles un poco de claridad en medio del caos.
¿Cómo definirías tu metodología de trabajo como psicóloga?
Estas experiencias han enriquecido profundamente mi enfoque terapéutico, aportando una mirada más amplia y empática a cada proceso. Trabajo desde un enfoque cognitivo-conductual, integrando también una visión amplia y respetuosa con la historia vital y el proceso de cada persona. Creo en un enfoque de acompañamiento. Un proceso personalizado que se construye a tu medida, entendiendo tus necesidades y objetivos, para crear un camino que refleje tu visión y valores.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu profesión?
Trabajar como técnica de acogida me ha enseñado el valor profundo de acompañar. Ayudar a una persona a integrarse en un nuevo país, desconocido en cultura, idioma y costumbres, es un proceso tan humano como complejo. Pero hay algo realmente hermoso en ser parte de sus «primeras veces», en convertirse en ese recuerdo cálido de sus inicios en una tierra nueva.

Trabajas con personas en situación de vulnerabilidad. ¿Cuál es el mayor reto que enfrentas a diario?
Sin duda, lo más difícil es no poder dar respuesta a todas sus necesidades. Mi labor tiene límites y, aunque intento hacer todo lo posible, hay situaciones que escapan a nuestras capacidades. Esa impotencia es frustrante.
‘algunas mujeres refugiadas es que a veces no saben dar nombre a sus sentimientos y emociones’.
¿Y qué es lo más gratificante?
La bondad y gratitud de las personas a las que atendemos. Es algo difícil de explicar con palabras. A veces, un simple gesto de escucha puede significar tanto… Te das cuenta de que la vida tiene otro sentido cuando quienes más necesitan agradecen con el corazón algo tan sencillo como ser escuchados.
¿Qué has aprendido de las personas con las que trabajas en la ONG y en los centros de acogida?
He aprendido que cada ser humano es un universo. Sé que es una frase hecha, pero en este trabajo cobra un sentido profundo. Una misma situación puede ser vivida de formas muy distintas, dependiendo de la historia y los recursos emocionales de cada persona. De ellas aprendo paciencia, humildad, gratitud y a valorar tanto mi fe como el cariño de quienes me rodean.

¿Qué necesidades emocionales encuentras en las mujeres refugiadas e inmigrantes con las que trabajas?
Muchas veces, estas mujeres no saben ponerle nombre a lo que sienten. No es que no sientan, es que no se han permitido parar y escucharse. Viven en modo supervivencia, con tantos cambios culturales, lingüísticos y sociales que se sienten completamente desorientadas. Necesitan un espacio seguro donde poder hablar sin ser juzgadas, alguien que las escuche con empatía y les haga sentir que no están solas.
¿Qué mensaje compartirías con las niñas y mujeres recién llegadas a España?
Una vez escuché a un chico decir que había nacido dos veces: la primera cuando su madre lo trajo al mundo, y la segunda cuando llegó a España. A esas mujeres les diría lo mismo: esto es un nuevo renacer. Sí, los comienzos pueden dar miedo, pero con el tiempo floreces. La incertidumbre se transforma en fortaleza y el aprendizaje te transforma.
Como mujer musulmana, ¿qué mensaje transmitirías a quienes creen que no se puede compaginar ser esposa, madre y profesional?
Creo firmemente que en esta vida podemos ser todo lo que deseamos ser. Para mí, “nunca es tarde para ser lo que podrías haber sido”. Está bien elegir dedicarse a la familia, y también está bien ser independiente y profesional. Y por supuesto, es posible —y valioso— compaginar ambas cosas.

Cada mujer marca su propio ritmo. Ser trabajadora no nos convierte en peores madres ni esposas. La clave está en el equilibrio, en el apoyo mutuo dentro del hogar y en comprender que volar también es parte de construir un hogar sólido.
¿Por qué crees que es importante que las mujeres estudien, trabajen y sean independientes económicamente?
Porque los tiempos cambian y la educación es la base para adaptarse a ellos. Ya no basta con saber lo básico: ahora necesitamos conocimientos digitales, acceso a la información, y seguir aprendiendo a lo largo de la vida. La educación te abre la mente, rompe fronteras internas y te conecta con el mundo.
La independencia económica, por su parte, te da tranquilidad y libertad. No se trata de rechazar el apoyo de una pareja o familia, sino de poder decidir desde la autonomía. Enseñar esto a nuestras hijas e hijos es clave para construir una sociedad más justa.

¿Te consideras una mujer valiente?
Salma: De niña me enseñaron que llorar, tener miedo o mostrar fragilidad era sinónimo de debilidad. Pero con el tiempo he aprendido que la verdadera fortaleza está en mostrarse tal como una es. Sin máscaras. Ser valiente es enfrentar la vida con lo que tienes, con honestidad y coherencia. Me ha costado llegar hasta aquí, pero sí, hoy puedo decir que soy una mujer fuerte y valiente.
¿Cuáles dirías que son tus principales cualidades?
Me considero honesta, empática, paciente, trabajadora, simpática, generosa, tolerante, respetuosa, familiar y sencilla.
Y ahora una más difícil… ¿Tienes algún defecto?
Por supuesto. Me cuesta aceptar que las cosas se hagan de una manera distinta a la mía. Soy muy perfeccionista y eso a veces me genera mal humor. También tengo dificultades para decir que no. Me gusta ayudar, abarcar mucho… y ya se sabe: quien mucho abarca, poco aprieta.

🌍 Compromiso con la diversidad y los derechos humanos
Salma ha participado activamente en eventos que promueven la convivencia y la diversidad cultural. En julio de 2023, colaboró en la realización de un mural intercultural en Gandía, que representaba flores típicas de 16 países, incluyendo Marruecos y España, como símbolo de unidad y diversidad. Además, en febrero de 2023, intervino en una concentración conmemorativa del primer aniversario de la guerra en Ucrania, donde expresó su solidaridad con el pueblo ucraniano y destacó la importancia de la acogida y la integración social de las personas refugiadas

💬 Presencia digital y divulgación
Salma comparte su enfoque terapéutico y reflexiones sobre salud mental en su sitio web profesional, psicosalma.com, donde ofrece servicios de acompañamiento psicológico basados en la empatía y el respeto. También mantiene un canal de YouTube donde aborda temas relacionados con la psicología y el bienestar emocional .
Salma es una de esas profesionales que, con sensibilidad y rigor, transforma realidades desde lo invisible: la palabra, la acogida, la presencia. Una psicóloga que cura sin bisturí, que contiene sin invadir, y que acompaña sin imponer. Su trayectoria encarna la fuerza de quienes abren camino sin renunciar a su historia, construyendo puentes entre culturas, entre generaciones y entre mundos internos.
Amal