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Khadija Taoufiq Roudani, una joven actriz y periodista de radio nos cuenta su experiencia con ASIMIR y lo importante que es el arte y la cultura para el acercamiento entre la sociedad española y la comunidad marroquié en España. Ha producido y actuado en la obra de teatro sobre Fátima al-Fihri, la fundadora de la primera universidad del mundo Universidad de Qarawiyyin en FezMarruecos.

Khadija Taoufiq Roudani

Mina llegó a Ronda hace más de veinte años. Venía de una vida comprometida con el activismo social en Valencia y Marruecos. Pero al llegar a este rincón andaluz, se encontró con un silencio inesperado: el de la soledad, la distancia cultural, la barrera del idioma, y la falta de una comunidad que comprendiera su historia. “Sentí que me arrancaban de raíz”, recuerda. “Echaba de menos a mis amigas, a mi lucha, a esa sensación de estar construyendo algo juntas.”

A lo largo de los años, Mina se involucró en distintas asociaciones locales. Pero sentía que algo faltaba: un espacio hecho por y para mujeres migrantes, donde pudieran hablar su idioma –literal y emocionalmente–, compartir sus experiencias y apoyarse mutuamente. Fue entonces cuando, junto a un pequeño grupo de amigas, decidió fundar ASIMIR. No lo hicieron por ambición, sino por necesidad. “No queríamos que otras mujeres pasaran por lo que nosotras pasamos: la desorientación, el aislamiento, el miedo a no entender ni ser entendidas.”

Mina añade: »Hoy en día, ASIMIR está formado por más de 40 mujeres que han aportado muchísimo a la asociación la cual es el fruto de una larga lucha y de muchos sacrificios. De hecho, hay mujeres que comenzaron a ayudar y organizar actividades conmigo unos años antes de que se fundara oficialmente la asociación».

Mina Aantar explica: ‘ASIMIR se ha convertido desde entonces en un faro para muchas mujeres que llegan a Ronda buscando una nueva vida. La asociación las ayuda con los primeros pasos que, para muchas, resultan abrumadores: cómo alquilar una vivienda, qué papeles se necesitan para empadronarse, cómo inscribir a los hijos en la escuela, dónde y cómo buscar empleo. Y, sobre todo, ofrece algo aún más valioso: compañía, comprensión, y un espacio donde sentirse parte de algo’.

Mina Aantar y Khadija Taoufiq Roudani

En diciembre de 2024, ASIMIR celebró por primera vez en Ronda el Día Internacional de la Mujer Migrante, en el Centro Cívico de San Rafael. La jornada fue un canto a la diversidad y a la fuerza femenina. Contó con la presencia de la alcaldesa, Mª Paz Fernández, y la delegada municipal de Derechos Sociales, Cristina Durán.

Fatema Zahra nos cuenta su experiencia en este evento oficial: ‘El evento incluyó una ponencia sobre la migración de mujeres, una mesa de testimonios personales que conmovió al público, y una rica muestra cultural: desfiles de trajes tradicionales de Marruecos, una exposición de productos artesanales, platos típicos de distintas culturas, y tatuajes de henna que contaban historias en la piel. La gente se fue encantada pidiendonos mas participación y mas eventos. Estamos muy orgullosas y contentas’.

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Pero no todo es celebración. La asociación enfrenta a diario obstáculos que siguen marcando la realidad de muchas mujeres migrantes: la dificultad para acceder a un empleo digno, el desconocimiento del idioma, la falta de redes familiares y los prejuicios sociales. “Todavía hay muchas puertas cerradas”, dice Mina con honestidad. “Pero con cada mujer que se siente más segura, más fuerte, sabemos que estamos abriendo un camino.”

Para ASIMIR, la integración no significa perder la identidad, sino convivir desde el respeto y el reconocimiento. Por eso, además de ofrecer apoyo práctico, la asociación se ha propuesto romper estereotipos y mostrar una imagen real y diversa de la mujer migrante. “Queremos que la gente vea que no somos solo historias de necesidad. Somos mujeres con talento, con historias valientes, con muchas cosas que aportar”, subraya Mina.

Gracias a su trabajo incansable, Mina Aantar ha sido reconocida con una medalla de honor por su contribución al desarrollo social y cultural de Ronda. Pero para ella, el verdadero premio es ver a una mujer llegar temerosa y, meses después, encontrarla sonriendo, con amigas, con un trabajo, sintiéndose parte de una comunidad.


Nota de la editora

Cuando viajé a Ronda para conocer a las mujeres de ASIMIR, no imaginaba la intensidad de lo que iba a vivir ni la profundidad de la experiencia que me esperaba. Lo que encontré fue mucho más que una asociación: descubrí una red viva de apoyo, sororidad y resistencia, tejida por mujeres migrantes que han decidido hacerse visibles y transformar su realidad.

Escuché sus voces, sus historias, sus luchas. Y quise compartirlas. Porque lo que están construyendo en este rincón de Andalucía merece ser contado, celebrado y acompañado. ASIMIR encarna una forma poderosa de hacer comunidad, de cuidar la vida y de defender la dignidad. Es una historia de raíces que se afianzan en tierra nueva, de puentes entre culturas y de mujeres que, juntas, han creado un hogar donde antes había soledad.

Viajé con una intención clara: visibilizar a las mujeres migrantes, su fuerza, sus batallas. Porque narrar sus experiencias no es solo un acto de memoria, sino también un gesto político. En ASIMIR encontré una revolución silenciosa, hecha de afecto, organización colectiva y una valentía que no necesita alzarse la voz para sentirse en cada gesto de resistencia cotidiana.

Mujeres que un día llegaron solas, con miedo y sin red, y que hoy se acompañan, se organizan, construyen alianzas, se empoderan y reclaman su lugar en la sociedad.

Para mí, ASIMIR es una casa abierta. Un punto de encuentro. Una red de afecto que crece con la fuerza de quienes decidieron no rendirse. Desde Alnisa.lasmujeres agradecemos de corazón a las mujeres de ASIMIR y al equipo del Centro de la Mujer de Ronda por recibirnos con tanto cariño y generosidad.

Esta crónica nace del deseo profundo de romper el silencio, de decir, alto y claro, que las mujeres migrantes están aquí, que cuentan, y que juntas están cambiando la sociedad.

Amal K. A.