Han pasado unos años desde que los talibanes retomaron el control de Afganistán. Su regreso supuso un retroceso brutal para los derechos humanos, especialmente los de las mujeres: prohibición de la educación, del acceso al empleo y de la movilidad sin la presencia de un «mahram», un tutor masculino. Desde ALNISA, creemos firmemente en la necesidad de visibilizar la resistencia de las mujeres afganas, tanto dentro como fuera del país. Por ello, entrevistamos a una figura clave en el activismo feminista internacional: Selay Ghaffar.
Conocida por su firme oposición a los talibanes, a las fuerzas de ocupación y a los señores de la guerra, Ghaffar es descrita por muchos como “la afgana más odiada por quienes detentan el poder”. Actualmente vive exiliada en un país que no podemos revelar por razones de seguridad. A través de una videollamada, Selay compartió con nosotras su historia, su lucha y sus convicciones. Por petición suya, no publicaremos contenido audiovisual de la entrevista.

Selay Ghaffar, es un honor poder charlas contigo: activista política, defensora de los derechos de las mujeres y politíca afgana. Cuentanos mas sobre ti.
‘Nací en 1983 en la provincia de Farah, Afganistán, pero crecí en Irán y Pakistán, ya que mis padres se vieron obligados a huir del país cuando yo tenía apenas tres meses. Mi familia vivió en el exilio debido al compromiso político de mi padre. Procedo de un entorno de intelectuales exiliados, donde se respiraba educación, cultura y una fuerte vocación por la justicia social y los derechos humanos. La ideología progresista de mis padres marcó profundamente mi visión del mundo y me inculcó desde muy joven la necesidad de actuar al servicio de los más vulnerables.
A los 13 años comencé a trabajar como voluntaria en campos de refugiados afganos en Pakistán. Enseñaba alfabetización y derechos fundamentales, sobre todo a mujeres que, en muchos casos, desconocían que tenían derecho a ejercer su ciudadanía. Años más tarde, decidí regresar a Afganistán para contribuir directamente al cambio, organizando programas educativos en las zonas rurales más aisladas y peligrosas, muchas de ellas bajo control talibán.
Hoy, nuevamente en el exilio, me veo obligada a vivir lejos de mi tierra tras recibir amenazas de muerte por parte del régimen talibán. Pero mi voz sigue firme, porque callar no es una opción.»
Infancia en el exilio y conciencia política: ¿Quién fue tu principal apoyo para convertirte en la mujer que eres hoy?
»Mi padre fue una figura clave en mi vida. Era un intelectual convencido de la igualdad entre mujeres y hombres. Él me enseñó a ser valiente, a valorar la lectura, la educación y la formación. Desde muy joven me inculcó la importancia de que las mujeres se formen políticamente y conozcan sus derechos, porque solo así pueden defenderse y luchar por una vida más justa.»
¿Quienes han sido tus mujeres referentes?
»Mi madre también fue un gran apoyo. Aunque no es licenciada y no tiene una gran formación, es una intelectual y está muy comprometida políticamente. Ella me dijo que yo tengo que ser la líder política que va a luchar y ayudar a cambiar y mejorar la realidad de nuestro país y sus ciudadanos sober todo las niñas y mujeres afganas”.»
Liderazgo y denuncia: una voz en el ojo del huracán: ¿Por qué decidiste convertirte en activista humanitaria y en qué consiste tu labor de voluntariado y trabajo social?
Respuesta de Selay Ghaffar:
»Gracias al apoyo de mis padres, comencé a hacer voluntariado a los 13 años. Así inició mi camino como activista social, trabajando en campos de refugiados afganos en Pakistán. Me enfoqué especialmente en la infancia y las mujeres, promoviendo la alfabetización y el acceso a la educación. Enseñaba, sobre todo, sobre derechos políticos y la importancia de tener voz y voto, algo que muchas mujeres desconocían simplemente por haber crecido en un sistema que les negaba esos derechos.
Sentí la necesidad profunda de ayudar en mi país de origen. Por eso decidí regresar a Afganistán, donde comencé a desarrollar programas de educación y formación en comunidades rurales, muchas de ellas olvidadas por las organizaciones internacionales. En estas zonas, especialmente en aquellas bajo el control de los talibanes, impulsé grupos de alfabetización para mujeres y niñas, a quienes se les habían negado todos sus derechos fundamentales. Fue una labor peligrosa, pero absolutamente necesaria y profundamente gratificante.»

Eres reconocida a nivel internacional, no solo por tus opiniones, sino por tu labor humanitaria y tu trabajo incansable en favor del desarrollo de Afganistán. ¿Cómo te has involucrado en organizaciones internacionales?
»He colaborado con diversas organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a la defensa de los derechos humanos. Fui, por ejemplo, directora de la Asociación de Asistencia Humanitaria para las Mujeres y la Infancia de Afganistán (HAWCA). Desde esta organización, impulsé programas educativos y de atención sanitaria para mujeres, niños y niñas en distintas provincias del país. Además, brindamos asesoramiento legal y protección a víctimas de violencia de género, promovimos el liderazgo entre las jóvenes afganas y trabajamos en distintos niveles para la defensa y promoción de los derechos humanos.»
‘Vi criaturas descalzas sin nada que llevarse a la boca … y también mujeres sometidas cotidianamente a la violencia doméstica y sexual. Y aunque solo tenía 13 años, fue entonces cuando realmente empezó mi ‘carrera’ en el campo humanitario‘
Amenazas, exilio y resistencia
Eres reconocida internacionalmente no solo por tus posturas políticas, sino también por tu labor humanitaria y tu incansable trabajo por el desarrollo de Afganistán. ¿Cómo comenzó tu implicación con organizaciones internacionales?
»He colaborado con diversas organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos. Una de mis experiencias más significativas fue como directora de la Asistencia Humanitaria para las Mujeres y la Infancia de Afganistán (HAWCA). Desde esa posición, impulsé programas educativos y sanitarios en varias provincias, brindé asesoramiento legal y protección a víctimas de violencia de género, y promoví el liderazgo juvenil entre mujeres afganas. Mi trabajo ha estado siempre enfocado en empoderar a las comunidades más vulnerables y en defender los derechos humanos en todos los niveles posibles.»

A lo largo de tu trayectoria, has denunciado a múltiples actores implicados en el conflicto afgano. En tu opinión, ¿quiénes son los verdaderos responsables de esta tragedia?
»He participado en numerosas entrevistas —muchas disponibles en línea—, especialmente durante mi etapa como portavoz del Partido de la Solidaridad de Afganistán. En todas ellas he manifestado con claridad mi oposición a las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y la OTAN, así como a los señores de la guerra.
En los debates televisivos y foros en los que he intervenido, he denunciado sistemáticamente las políticas tanto de los ocupantes extranjeros como de sus aliados locales. Mi objetivo ha sido siempre desenmascarar los crímenes cometidos por el gobierno y los señores de la guerra contra el pueblo afgano. Todos ellos comparten la responsabilidad de la tragedia que vive nuestro país.»
Has denunciado a todos los actores involucrados en el trágico conflicto armado que ha dejado tantas víctimas en Afganistán. Has tenido una gran presencia mediática, señalando injusticias y corrupción, sin contar con aliados ni protectores. ¿Cómo logras mantenerte firme, valiente y con una voz tan crítica, a pesar de las amenazas constantes? ¿Cómo sobrevives a todo esto?
Respuesta de Selay: »No soy la única persona valiente ni la única que ha denunciado estos crímenes. El trabajo de lo sactivistas y de los periodistas honestos y comprometidos es también fundamental y urgente: necesitamos documentar las atrocidades cometidas por todas las partes para poder llevar a los responsables ante la Corte Penal Internacional. Es nuestra obligación moral
En la mayoría de los debates televisivos en los que he participado, he presentado hechos y datos concretos sobre los crímenes cometidos por diferentes actores, destacando las raíces profundas de las violaciones sistemáticas de derechos contra el pueblo afgano. He denunciado esta situación tanto en medios nacionales como en foros internacionales. Esa experiencia me llevó, inevitablemente, a implicarme de forma activa en la política afgana como opositora frontal al gobierno corrupto y sus aliados.»

Reflexiones de la editora de ALNISÁ, las mujeres
Un ejemplo de resistencia feminista global
Lejos del mito de la heroína perfecta, Selay Ghaffar es una mujer profundamente humana: comprometida, reflexiva y ferozmente libre. Una figura incómoda para quienes abusan del poder, pero fuente de inspiración para miles que aún creen en un Afganistán más justo. Su historia es también la de muchas mujeres silenciadas por sistemas patriarcales y autoritarios, pero no deja de ser, a su manera, una historia de esperanza.
Selay Ghaffar es, sin exagerar, la mujer más odiada por todas las partes implicadas: los talibanes, el gobierno corrupto y todos aquellos que detestan los derechos humanos. Y justamente por eso, es una de las voces más necesarias de nuestro tiempo.
Desde ALNISA y el grupo SAMA (Solidaridad y Amistad con Mujeres Afganas), te invitamos a colaborar ofreciendo apoyo emocional, formación online o ayuda económica. Juntos podemos marcar la diferencia. Reiteramos nuestro compromiso con esta causa. En futuras entrevistas, compartiremos formas concretas de colaborar con mujeres afganas desde España: brindándoles apoyo emocional, formación online o incluso ayuda económica. No se trata solo de empatía, sino de acción.
Hoy Selay vive bajo amenaza. Su influencia sobre las mujeres la convirtió en una figura admirada por muchas … y temida por quienes odian la libertad. En el pasado, tuvo que mantener un perfil bajo para poder actuar desde dentro. Hoy, en el exilio, apenas puede compartir detalles de su huida ni de su país de acogida. Sabe que su vida sigue en riesgo, porque el odio no descansa, y no perdona. Y porque ser mujer, valiente y libre, sigue siendo, en demasiados lugares, una amenaza.
La historia de Selay no es solo la crónica de una activista valiente. Es un llamado urgente a la acción. Mientras muchas callan por miedo o por resignación, ella sigue alzando la voz. Porque sabe que el silencio también mata. Y porque cree —como nosotras— que ningún poder debería tener la capacidad de silenciar a una mujer.